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martes, 5 de julio de 2016

EL JUEZ PESQUISIDOR

Por Rodolfo Sosa. @rodplant14

Un día como hoy pero en el año 1731, era ejecutado en Lima el Dr. José de Antequera y Castro, uno de los principales exponentes de la Revolución Comunera que tuvo lugar entre los años 1721 y 1735. Este intelectual de origen panameño, había sido designado por la Real Audiencia de Charcas como Juez Pesquisidor para auditar el gobierno de Diego de los Reyes Balmaceda, en respuesta a las denuncias por mal gobierno que el pueblo de la Provincia del Paraguay profería contra él enérgicamente.
Antequera y Castro llega a Asunción en el año 1721 y ordena la aprehensión de Reyes Balmaceda para su posterior juicio, en el cual se lo encuentra culpable de no poseer Dispensa de Naturaleza (Excepción legal que podía ser solicitada cuando se estaba desposado con una mujer criolla) para ejercer el gobierno, puesto que estaba casado con la criolla Francisca de González, estando así incompatible con lo estipulado en las Leyes españolas promulgadas en el año 1680 que exigían que el cargo de Gobernador no debía ser ejercido por personas afincadas en la provincia o que habían contraído matrimonio con mujeres naturales del lugar. Luego de este juicio Reyes Balmaceda fue removido de su puesto pero escapó a Buenos Aires para evadir las sanciones y Antequera y Castro asumió el gobierno.
El Dr. Antequera y Castro lideró una cruzada en defensa al ataque del Coronel Baltazar García Ross, designado por el Virrey José de Armendáriz, Marqués de Castelfuerte, quien deseaba reponer a Reyes Balmaceda en su antiguo puesto. Ambos frentes desenfundaron sus espadas a orillas del rio Tebicuary el 25 de agosto de 1724, con una victoria contundente de los comuneros liderados por Antequera y Castro.
Luego de esta victoria, José de Antequera y Castro decide viajar a Charcas el 5 de marzo de 1725 para dar esclarecimientos de sus actuaciones ante la Real Audiencia. Fue apresado junto a Juan de Mena entre otros y fue remitido a la cárcel de Lima donde sería ejecutado 6 años después.
José de Antequera y Castro dejó una huella enorme que seguiría latente casi un siglo después en las revueltas libertadoras surgidas en la primera década del siglo XIX, a pesar de la supresión de los comuneros por parte de Bruno Mauricio de Zavala, Gobernador del Río de la Plata.
En la actualidad, tenemos a gobernantes que son una imagen simétrica de Diego de los Reyes Balmaceda, gobernantes que priman sus intereses privados por sobre los comunes, que no poseen la preparación necesaria para ejercer esos puestos políticos y que realizan sus actividades contradiciendo lo expresado en nuestras leyes sin el más mínimo rastro de pudor.
Sería muy útil una revolución comunera basada en nuestras garantías y facultades constitucionales para despojar a los viciosos y corruptos del gobierno, y así concertar un nuevo esquema de gobierno en donde la honestidad y el patriotismo sean premisas. 
Es importante que los encargados actuales de la Contraloría se inspiren en José de Antequera y Castro quien se unió a la causa comunera porque vivió y murió defendiendo la idea de que el pueblo tenía derecho a elegir a sus gobernantes si el que gobernaba no lo hacía bien. En nuestro caso, tenemos derecho de exigir que quienes no ejercen de manera eficiente y transparente sus cargos sean removidos y enjuiciados si fuese necesario.
Seamos concientes de la ventaja que tenemos  sobre los comuneros del siglo XVIII, a diferencia de ellos nosotros no vivimos en un régimen absolutista, vivimos en una democracia basada en una Constitución consagrada con las mejores doctrinas del liberalismo, en la cual el poder de decisión y acción es nuestro y no de un Virrey o de algún otro absolutista o tirano.

No en vano José de Antequera y Castro, el Juez Pesquisidor, es recordado en la historia paraguaya, ya que en su momento fue defensor del incipiente patriotismo surgido en los corazones de los criollos paraguayos y plantándoles la semilla de la emancipación más de 50 años antes del primer grito de independencia en América realizado en Estados Unidos.

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