Por Zadkiel Chamorro. @Zadkielcham
El lunes se publicaron dos casos, que haciendo un análisis de ambas situaciones, da para asustarse y es imposible no hacer un paralelismo con aquel período que está en el anal de la historia paraguaya.
Por una parte un hecho bastante llamativo. Eliminaron una fan page de Facebook, supuestamente, por realizar memes hacia Sol Cartes, hija del presidente de la República.
"Línea 27", que más de un lector se habrá partido de risa o identificado con las publicaciones que suben, siempre realizó este tipo de parodias, ya sea a borrachos, modelos, políticos y hasta al mismo presidente, pero sin duda, la fotografía de Sol Cartes invitó a los internautas despacharse de todo el talento para realizar memes. Coincidentemente, días después, eliminaron el portal por las constantes denuncias contra esa imagen en particular.
Estamos presenciando una situación muy grave en el caso de que estas sospechas sean ciertas. Una censura de hasta lo más cándida, donde las figuras públicas y allegados son blanco perfecto para este tipo de burla, sin siquiera afectar la imagen personal del protagonista, sino más bien de reírse de una situación, en lugar de quebrantarse o sentirse impotente por cada hecho que ocurre en esta administración.
Vamos al ejemplo grave de esta situación, ocurrido entre el domingo y el lunes. Un joven de 16 años, manifestándose frente al domicilio del Fiscal General del Estado, Javier Díaz Verón fue detenido, según él, sin que le hayan notificado la causa de su aprehensión e incluso le denegaron el permiso de hablar con su madre o un abogado.
Lo mandan a la Comisaría 14° donde, como todo retenido, obtienen sus datos personales. Los agentes se dan cuenta que están frente a un menor. Lo interrogan y se lo acusa de haber golpeado a un policía en la cabeza y luego romper la ventanilla de una patrullera.
¿Qué podemos hacer con este muchacho? Lo llevamos a la Agrupación Especializada, recinto de violadores, narcotráficantes, sicarios, integrantes del EPP, entre otros delincuentes considerados de los más peligrosos. El joven estuvo seis horas en el lugar, de 18:00 del domingo, hasta las 00:00 del lunes. Se presume que los agentes sopesaron las presiones que podrían tener ante recluir a un menor manifestante en el lugar, por lo que decidieron volver a trasladarlo nuevamente a la comisaría.
Es más, los intervinientes negaron que el estudiante haya pasado por la Agrupación Especializada e incluso, no reportaron a la desesperada madre del adolecente sobre el paradero de su hijo. Una foto constató que el chico efectivamente estaba en ese lugar.
Finalmente, a las 17:00 del lunes, liberan al joven. 23 horas raptado (esa es la palabra) incomunicado sin siquiera con sus abogados. La Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, la Codeni, la Defensoría del Pueblo, algún representante del Juzgado del Menor, todos estos entes que se supone que deberían brindar asistencia y protección, brillaron por su ausencia.
Tal como me expresé al inicio, es imposible no realizar una comparación con las épocas oscuras del Paraguay que eran realidad hace menos de treinta años atrás. Desde la dictadura de Stroessner, no se dio un caso similar donde toda una estructura estatal se mueve para minimizar, o directamente ocultar, un hecho.
Sumado a los demás hechos preocupantes en menos de un mes como la inserción "popular" de una disposición anticonstitucional que busca la reelección, sus constantes irregularidades de falsificación donde intentaron figurar con 70.000 faltas un proyecto donde las falsificaciones "fueron todos montado por el Tribunal Superior de Justicia", todo esto preocupa de sobremanera, y ese cuco de que la dictadura está acechando persiste en el ambiente de un Paraguay que aún se sana de las cicatrices marcadas a fuego y sangre de las época más negra.

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