En estos días sacudieron las redes sociales
los “clamores” de los vendedores ambulantes, limpiaparabrisas y cuidacoches,
quienes se sienten amenazados tras la decisión del Intendente de Asunción,
Mario Ferreiro, de eliminarlos de las calles capitalinas.
Este tridente de “trabajadores urbanos”, ha
representado el dolor de cabeza cotidiano de cualquiera que visite Asunción, en
especial los cuidacoches y limpiaparabrisas, quienes comparten el primer lugar
en el podio de los indeseables.

En el caso de los vendedores ambulantes se da
un fenómeno un poco más complicado, dado que existen familias que se ganan el
sustento diario gracias a las ventas que realizan en la vía pública y en los
transportes metropolitanos. Pero este sector se ve totalmente opacado por el
otro segmento integrado por los vendedores/caballos locos que suben a los
colectivos en las horas picos para robar a los pasajeros que están anestesiados
por el incómodo y saturado viaje en colectivo. Este grupo de malvivientes ha
generado el repudio de la sociedad que se traduce en el apoyo a los proyectos
que está llevando Mario Ferreiro de prohibir a los vendedores el subir a los
colectivos. En respuesta a este proyecto la Asociación de Vendedores Ambulantes
exige al Estado una indemnización en caso de que se concretase, lo cual carece
de todo sentido, porque sería literalmente financiar la pobreza.
Estos tres casos son producto, por una parte,
de la falta de inversión en educación por parte del Estado, ya que existe una
fórmula que dice que Un año de educación
de calidad es igual a siete años menos de pobreza, y por otra parte la
ausencia de una buena política de combate contra el desempleo, cosa que no
resultaría difícil, porque por dar un ejemplo, a los limpiaparabrisas que planean crucificarse, bien se les puede
pagar un sueldo a cambio de limpiar patios baldíos en toda Asunción y así
erradicar el Dengue, la Chikungunya y demás. Sería como matar dos pájaros de un
solo tiro.